viernes, 8 de agosto de 2014

HONDURAS UN PAIS POR SIEMPRE SUBDESARROLADO


HONDURAS, ¿UN PAÍS POR SIEMPRE “SUB”? Honduras ha sido un país de avatares increíbles, maravillosos y lamentables, todo a la vez. Desde nuestra independencia de la colonización española, pasando por la subordinación al Imperio mexicano, las revueltas caciquescas de los siglos XVIII y XIX , hasta nuestros días, hemos sido testigos impávidos de hechos insólitos y dignos de la imaginación más elaborada de un novelista de Aventuras. Pero he de concentrarme aquí en los hechos concretos de estos días que transcurren, durante este dos mil catorce que parece todavía no dar muestras de tregua a una serie de fenómenos que, en mi humilde observación personal, son muy propios de nuestra des-cultura y falta de idiosincrasia; entonces las pruebas irrefutables y más evidentes invoco, como un inocente irremediablemente condenado a la horca. Por ejemplo -porque he de remitirme a las evidencias concretas y no a invenciones, especulaciones, teorizaciones, o posibilidades ilusorias o resultados de amañadas encuestas-, comienzo por comentar el fallido Estado en que vivimos, la falta evidente de Gobernabilidad que atravesamos, la deficiencia total del Aparato Estatal. Esto es muy evidente; por doquier vemos las señales del buque que inexorablemente se hunde en un gigantesco océano de fatalidades. El gigantesco iceberg del fracaso de la Clase Política, no ha podido ser eludido. Señalo entonces: no hay medicamentos (no existen, dicen muchos porque nunca los han visto, ni olido, y menos tomado), en los Centros Asistenciales y Médicos del país, y ya no consta presupuesto para mantener en sus funciones a los doctores especialistas de delicadas enfermedades; no existe un sistema de educación justo, completo. Esto lo podemos constatar pues los niños y jóvenes se gradúan de los Centros Educativos Públicos (y también de algunos Centros Educativos Privados, para qué engañarnos), sin ser capaces de señalar en un orbe donde se ubica Francia o el continente Australiano, ni los municipios de Honduras, mucho menos saben operar aritmética o algebra, o redactar una sencilla carta que pueda ser leída coherentemente. Seguimos: la corrupción se ha infiltrado hasta la médula de toda Institución Protectora de los Derechos de todo hondureño y hondureña, llámese Secretaría de Estado, Corte Suprema de Justicia, Juzgados en general, Fiscalías, Ministerio Público, Policía, etc. A diario vemos reportados por los distintos Medios de Comunicación, y en las Redes Sociales, la forma malsana, sádica y atroz como somos eliminados los hondureños, de toda edad y género, a lo ancho del país; y qué decir del contrabando de drogas que pasa libremente por nuestro territorio sin ser detectado por las Autoridades de Fronteras; quizás se da una incautación cada unos cuantos meses para “taparle el ojo al macho” –como decimos en coloquial hondureño- ; y así constan más casos y casos apilados en oscuros despachos y archivos de múltiples asesinatos, robos, secuestros, extorciones, estafas, abusos de poder; y la lista continúa y continúa a riesgo de quedarme sin tinta para seguir enumerando este rosario alongadísimo de cuentas negras. Y así nos levantamos cada mañana para enfrentarnos al desempleo, a la tentación de la emigración ilegal; nos afrontamos cara a cara con el taxista irresponsable que va haciendo piruetas y cabriolas con su destartalado vehículo poniendo al filo de la expiración nuestra existencia, y ¡ay de uno! si le reclama o le pide cese en su intento de sacrificarnos pues nos exponemos a una brutal injuria; y qué decir del conductor del rapidito que juega a la carreras sobre las maltrechas carreteras y avenidas de las ciudades, llenándonos de una desconfianza constante el alma y acelerándonos el corazón de por mas ya enervado.
Pero entonces, sorpresivamente, entre tanta situación macabra, esbozo una socarrona carcajada cuando en se anuncia a todo pulmón, y con Funcionarios Públicos henchidos de grandioso orgullo, que ya tenemos WiFi en el Parque Central de la ciudad Capital del país de las des-maravillas, como que si habríamos de salir en desbandada a sentarnos en una de sus mustias bancas para lograr la tan ansiada señal invisible y omnipotente, exponiéndonos a que nos asalten y nos roben nuestra computadora personal, la tableta electrónica o nuestro celular. ¡Qué magnánima ridiculez! ¡Qué enorme insulto a la inteligencia de aquellos hondureños que Si cavilamos y razonamos! Seguro que esas instalaciones tecnológicas conllevan alguna agenda gris, y por ende oculta. Entonces las preguntas surgen, punzantes pero necesarias: ¿Qué vamos a hacer para remediar las oraciones no escuchadas y los ruegos ignorados? ¿Seguiremos siendo un país “Subdesarrollado” por siempre y hasta el fin de los tiempos? ¿Quién decide ahora si vivimos o morimos? ¿Quiénes somos y para dónde vamos? En concreto, ¿de qué sustancia estamos hechos, del derrotismo y conformismo, o de la evolución y del cambio? Por el momento, y no habiendo un mortal que nos indique el camino a seguir, más de un Profeta, o Filósofo olvidado en el tiempo, estaría muy feliz de entregarnos, desde el más allá, la respuesta a tantas delicadas indagaciones. Tegucigalpa, Honduras. © Rafael Ángel Valladares Ríos, 07 de Agosto del 2014. www.rafavalrios.blogspot.com